Tour Choquequirao Trek – La Cuna de Oro de los Incas
La caminata a la ciudad cuna de oro de los incas Choquequirao es una de las más difíciles del Perú. Inicia desde el pueblo de Cachora, ubicado a 161 km al oeste de la ciudad del Cusco, hay una caminata de 18 km hasta la montaña Capuliyoc, luego hasta Playa Rosalina, donde los viajeros acampan para pasar la noche. Al despertarse temprano, los excursionistas tienen que cruzar el río Apurímac y atravesar 8 km de agotadoras curvas cuesta arriba para llegar al campamento cerca de las ruinas. Luego, a la mañana siguiente, hay otra caminata de 2 km hasta las ruinas, a 3100 m sobre el nivel del mar.
¿Volver?
Bueno, es de la misma manera que viniste.
He tenido personas de 60 y 70 años que lo hacen, Pero algunas personas salen pensando que debido a que están a solo 28 km del punto de partida, pueden hacerlo en un día. lo recomendable como minimo es de 4 o 5 días para la caminata, es lo mejor.
Entonces, tiene sentido que Choquequirao atraiga solo a unas 30 personas por día durante la temporada alta (de junio a agosto), compare eso con las 2500 personas que llegan cada día a la famosa ciudad inca de Machu Picchu.
Pero para aquellos que hacen el viaje extenuante, las recompensas son abundantes: naturaleza exuberante, vistas panorámicas de las montañas a cada paso y la oportunidad de explorar ruinas antiguas fascinantes practicamente solos con la naturaleza.
Se cree que se creó casi al mismo tiempo que Machu Picchu, en 1445, Choquequirao es en realidad más grande que su contraparte más conocida y de mayor tráfico. Pero se ha escrito muy poco sobre la otra ciudad «cuna de oro de los incas» del Perú y los arqueólogos todavía están descubriendo nuevas partes de las ruinas, dejando la vida en la montaña, apenas se tiene descubierto el 40% y 30% restaurado, aun queda un 60% por descubrir escondido bajo la malesa de las montañas virgenes.
Pero es posible que las multitudes de visitas no se mantengan alejadas por mucho tiempo. Las autoridades estiman que la construcción del primer teleférico a Choquequirao estará terminada en algún momento del 2024, acortando la caminata de varios días a un viaje en tranvía de 15 minutos. Como resultado, el puñado de excursionistas que actualmente realiza el viaje cada semana podría convertirse en 3.000 visitantes por día.
No obstante el exeptisismo es grande ante este proyecto debido a que la finalización de la construccion del Puente Rosalina fue en agosto de 2014 con una duracion de 6 años, que cruza el río Apurímac, algunos lugareños creen que la construcción del teleférico aún está lejos. De hecho, la fecha de finalización ya se ha retrasado dos veces.
Por ahora los operadores turísticos pueden cruzar fácilmente el puente a caballo, en lugar de usar un sistema de poleas manuales para transportarlos a través del río uno por uno o contratar otro grupo de caballos para esperar al otro lado como se hacia antiguamente.
Pero una cosa es segura: Choquequirao es espectacular ahora debido a lo virgen y remota que es. Aunque la ciudad cuna de oro de los incas fue descubierta (por el explorador español Juan Arias Díaz en 1710, y las excavaciones comenzaron en la década de 1970, las ruinas todavía te hacen sentir como si fueras el primero en encontrarlas. (En comparación, Machu Picchu fue descubierto en 1911, y las excavaciones comenzaron el año siguiente.)
Por Cynthia Kane – 5 de marzo de 2015
3 comentarios
Great insight into the trek Cynthia Kane!
Thank you Juank for posting, I would like to share this on my blog!
http://bit.ly/3gwVoCP
Good luck my friend.
Thank you very much dear Tom for your words and recommendation, good luck my friend
La experiencia es sencillamente indescriptible, tanto por la majestuosidad de sus paisajes como por las emocionantes aventuras que se viven a lo largo del trek. Se trata de un lugar mágico, donde la ruta se despliega entre coloridos paisajes y una naturaleza exuberante, invitando a sumergirse completamente en su belleza. Lo más maravilloso de todo es la posibilidad de compartir esta experiencia con tu mascota. En mi caso, tuve la alegría de llevar a mis dos pastores alemanes, Hugo y Bruno, quienes disfrutaron tanto como yo de este increíble viaje.